viernes, 1 de enero de 2010

La osadia humana

Faetón sube hasta donde se encuentra su padre el dios Apolo y le pide una empresa inusual, guiar él los caballos del sol. Apolo duda, es una tarea difícil pero finalmente accede y Faetón en el carro solar sube al firmamento pero, a la mitad de su camino se trastorna, equivoca los caminos y pone en peligro al universo entero. Entonces el padre Zeus lo fulmina con su rayo celestial y Faetón cae incendiado en la tierra.

Faetón es una imagen de la osadía del espíritu humano y también de sus fracasos. Por eso digo que pertenezco aquellos que pretenden eternizar su nombre en su ruina. Yo soy uno de esos espíritus osados que quieren conocer, saben que el conocimiento absoluto es imposible pero sin embargo, quieren eternizar su nombre en esa tarea temeraria.

En la figura de Faetón hay dos movimientos contrarios, el asenso y la caída. Estos dos movimientos representan con mucha fidelidad mi vida misma. La transgresión, la osadía de mi espíritu que quiere conocer y el castigo. Pero hay un momento en que el asenso y la caída se cruzan. Ese momento sin duda lo adivine, lo vi. Ese instante en que los dos movimientos se juntan; dibuja en el espacio espiritual el jeroglífico de la libertad. El escritor o la libertad del espíritu.

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