viernes, 28 de mayo de 2010

El amor


Hace ya algunos días una de las personas con la que me encuentro nos hablo sobre la belleza de unas mujeres polacas. Para él son bellas aparte de tener buenos modales y refinada educación. Las compare con las mujeres checas y sin duda las polacas son mas alegres, menos serias y mas amables. Lamentablemente para este caballero todas; incluso de la que siente un poco de amor parece poco inteligente.

Ante tales pensamientos uno no tiene más remedio que reír. ¡Como si el amor tuviera que ver con la inteligencia! En una mujer nos atrae cosas que no tienen que ver con su entendimiento. Nos gusta de las mujeres su belleza, su juventud, su franqueza, su carácter, su malicia, sus caprichos e incluso sus defectos y Dios sabe cuantas cosas más, pero no su inteligencia precisamente. La inteligencia de una mujer merece todo nuestro respeto y no hace más que aumentar su valor ante nuestros ojos. El entendimiento de una mujer contribuye solamente a retenernos junto a ella cuando ya estamos enamorados. Sin embargo, no sirve esta virtud de la mujer para encender nuestra pasión y mucho menos para hacernos nacer un gran cariño por ella. El amor sólo resalta en los ojos del que lo ve; es por eso que no todos los hombres se enamoran de la misma mujer aunque hayan intimado con ella.

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