viernes, 28 de mayo de 2010

El amor


Hace ya algunos días una de las personas con la que me encuentro nos hablo sobre la belleza de unas mujeres polacas. Para él son bellas aparte de tener buenos modales y refinada educación. Las compare con las mujeres checas y sin duda las polacas son mas alegres, menos serias y mas amables. Lamentablemente para este caballero todas; incluso de la que siente un poco de amor parece poco inteligente.

Ante tales pensamientos uno no tiene más remedio que reír. ¡Como si el amor tuviera que ver con la inteligencia! En una mujer nos atrae cosas que no tienen que ver con su entendimiento. Nos gusta de las mujeres su belleza, su juventud, su franqueza, su carácter, su malicia, sus caprichos e incluso sus defectos y Dios sabe cuantas cosas más, pero no su inteligencia precisamente. La inteligencia de una mujer merece todo nuestro respeto y no hace más que aumentar su valor ante nuestros ojos. El entendimiento de una mujer contribuye solamente a retenernos junto a ella cuando ya estamos enamorados. Sin embargo, no sirve esta virtud de la mujer para encender nuestra pasión y mucho menos para hacernos nacer un gran cariño por ella. El amor sólo resalta en los ojos del que lo ve; es por eso que no todos los hombres se enamoran de la misma mujer aunque hayan intimado con ella.

martes, 11 de mayo de 2010

La pintura


El gran Rubens poseía una memoria tan extraordinaria, que podía llevar la naturaleza dentro de su alma con todo detalle y de esta manera siempre a su disposición. De ahí ese realismo en el conjunto y en los detalles, que casi siempre nos hace pensar que es una copia de la naturaleza. En nuestra época ya no encontramos pinturas así. Esta manera de sentir y mirar la naturaleza ha desaparecido; los pintores carecen de espíritu poético. Además los jóvenes pintores quedan abandonados a ellos mismos ; faltan verdaderos maestros para iniciar a los jóvenes en el arte y aunque se puede aprender de los pintores clásicos, esto no seria mas que un examen de detalles que una penetración profunda del alma de pensar y obrar de un maestro.

Teresa Olmedo; en éste o en aquél personaje, siempre está admirable, a causa de su gran libertad de espíritu logra comunicar lo que esta haciendo o a hecho; nos transporta a su estado de animo en el momento de la creación. Ella nos libera el alma por obra de su propia libertad de espíritu, y nos la oprime por la opresión que hay en su alma. Por tal razón despierta en mi, y creo en todos, el interés por sus obras. Si hemos de encontrar en un actor esta libertad del espíritu, es necesario que mediante el estudio, la fantasía y la disposición natural se sienta dueño de su papel como lo hace Olmedo con su pintura.