lunes, 29 de noviembre de 2010

Hachiko

Pocas son las historias que conmueven profundamente el alma de los hombres y, por desgracia el minimo de ellas son reales o basadas en hechos verídicos. Las grandes obras de la literatura siempre son tragedias y la vida misma hecha tragedia es literalmente explotable. Muchas historias me conmueven como la del Rey Lear de Shakespeare y un sin número de leyendas pero la historia de Hachiko es y sigue siendo la historía que más perturba mi alma y mi corazón. Hachi era un perro de la raza Akita; nació en una provincia cerca de Odate, Japón. Pocos son los animales que aman al hombre y el perro es uno de ellos. La historia de Hachi es un ejemplo de lealtad, nobleza y amor del propio espiritu de un perro. El amor que mostró Hachi a su dueño Eisaburo Ueno es tan admirable que la literatura y el cine han mostrado este cariño a través de sus obras. En noviembre del año de 1923 nace Hachiko en la ciudad de Odate, es un perro Akita de raza pura de color blanco. Para enero de 1924 el profesor de agricultura Eisaburo Ueno adopta a Hachi luego de que su hija, no pudiera quedarse con él, pues su esposo no quería al perro. Hachi tenía como destino ser regalado, pero el profesor pronto se encariño en extremo con Hachi. El nombre de Hachiko es hachi = Ocho y Ko = duque o príncipe en japonés. Lo primero que el profesor Ueno le dio a Hachi fue leche, pues las personas que fueron por él a la estación de tren pensaron que el perro estaba muerto. El profesor se dio cuenta que tenia Hachi las patas algo dobladas y de ahí el nombre de Hachi. Todas las mañanas el profesor salía de su casa en compañía de Hachi a la estacion de Shibuya. Hachi veía como el profesor compraba su boleto y desaparecía; así que Hachi regresaba por su cuenta sólo a casa y cuando sabía la hora de llegada iba de nuevo a la estación de tren a recoger a su amo. El amor del profesor Eisaburo Ueno que tenía por su perro era verdaderamente admirable, y digno de ser, pues Hachi ya lo demostraria mas tarde pagando ese mismo amor. La crianza que ofreció el profesor a Hachi es completamente civilizada y llena de amor; lo que convierte al profesor en un humano honorable y a Hachi, en un perro del mismo nivel. Una sociedad perro hombre verdaderamente sorprendente. Hachi se crió con esa rutina, lloviera, hiciera calor o nevara Hachi esperaba siempre al profesor fura de la estación de Shibuya, pero para mayo de 1925 el profesor Ueno cayó muerto en la universidad. Hachiko sin saber lo ocurrido espero al profesor sin que este regresará. El destino del perro cambiaría puesto que jamás tuvo otro dueño y nadie que lo quisiera como el profesor Ueno. Es importante destacar que el perro ama al hombre no por que le de a comer, si no por ser este el que lo hace trabajar y toma el papel de jefe sin ser un tirano. Eisaburo Ueno es un ejemplo de un hombre inteligente, noble y conocedor a través del amor del comportamiento de un animal. Al encontrarse Hachi solo en el mundo, busco durante 10 años (toda su vida) el rostro del profesor Ueno fuera de la estación Shibuya. Bajo la lluvia, bajo el sol o la nieve Hachiko mantenía su amor fiel en una dulce espera de su dueño. Hachi paso lo largo de los días buscando el rostro del profesor hasta que bajo la nieve del 8 de marzo de 1935 Hachiko murió a fuera de la estación Shibuya esperando a su amo Eisaburo Ueno. La fama de Hachiko y su dueño ha llegado a dos películas y un libro. Yo personalmente acabo de terminar un cuento titulado “Hachi, la tierna espera” como regalo para un niño. Cabe decir que en la estación Shibuya existe una estatua en honor a Hachiko y otra en Odate. Todos alguna vez hemos tenido algún animal de compañía y sabemos lo fieles que son los perros. En la actualidad yo he visto como los hombres con maltratos quieren romper esté sentimiento de los perros. Ya en el libro “El origen de las especies” de Darwin escribe: “el instinto de sobrevivencia de los perros es el amor al hombre.” Ya yo mire con cierta extrañeza como en una protectora de animales una voluntaria dejo en el olvido a un perro que decía amar. Algunos humanos se comportan como primates pero otros se portan como humanos honorables y civilizados con los perros. La historia de Hachi siempre me viene a la mente cuando llego de trabajar y veo a mi perro sentado en la banca esperándome, no me queda más que abrazar a mi perro como si en él, el espíritu de Hachi y de muchos otros estuviera en su alma.